QUIZÁ EL LIBRO MÁS DELICIOSO DE ESTOS DÍAS haya sido La fuga de los Plomos de Giacomo Casanova, en una espléndida traducción de Ángel Crespo, el mismo que tradujo hace algunos años la Comedia del Dante.
Verdaderamente el libro se lee con placer: el estilo de Casanova es preciso y vertiginoso. Llaman la atención sus lecturas clásicas y su perspectiva de la escritura: extraña y admira la buena retórica de autores previos. Demuestra que es un alumno magnífico de los clásicos. Su detención y su encierro se detallan sin largas digresiones. Cada actitud de los esbirros, cada costumbre de la época está vista con una lente justa. El duelo de caracteres que mantiene en prisión con su verdugo, con los restantes celadores, y a la larga con los restantes presos posee la exactitud de una escena cinematográfica justa.
Acostumbrados en nuestra cultura a la imagen del don Juan, de manera equivocada la conciliamos a veces con Casanova. Actitud equívoca ya que el Caballero de Seingalt, como el gustó llamarse, tiene una mayor dimensión que el don Juan mítico que evocamos en nuestras mentes: Casanova es un hombre culto, un lector infatigable, un investigador de la filosofía natural y una personalidad al tanto de la ciencia y conocimiento de la época. Su ingenio no es necesariamente una vocación de seducción, sino una lección de supervivencia y habilidades en medio de un mundo escencialmente corrupto e hipócrita donde el se desliza con una mayor habilidad.
Crespo, por su parte, hace una traducción cuidadosa, donde los puntos oscuros en virtud del contexto de la época se aclaran a través de una serie de notas que enriquecen la lectura.
Esta selección inicia en el momento en que Casanova va a ser aprehendido y termina cuando se logra separar de su compañero de fuga y se dirige a París. Sin embargo, la obra es rica en interpolaciones, la peripecia introduce la historia de cada uno de los participantes en el mundo de Casanova, y recupera con lucidez los momentos de reflexión del Caballero de Seingalt durante su encierro. Hay ciertamente, situaciones hiperbólicas donde la resistencia y fortaleza del protagonista muestran una capacidad casi sobrehumana, mas están introducidos con cuidado de artista.
La tensión lograda en esta narración es ejemplar, concluyo. Un digno acercamiento a este personaje histórico es este breve volumen que podrá leerse y releerse con gusto en cada uno de sus capítulos.
Verdaderamente el libro se lee con placer: el estilo de Casanova es preciso y vertiginoso. Llaman la atención sus lecturas clásicas y su perspectiva de la escritura: extraña y admira la buena retórica de autores previos. Demuestra que es un alumno magnífico de los clásicos. Su detención y su encierro se detallan sin largas digresiones. Cada actitud de los esbirros, cada costumbre de la época está vista con una lente justa. El duelo de caracteres que mantiene en prisión con su verdugo, con los restantes celadores, y a la larga con los restantes presos posee la exactitud de una escena cinematográfica justa.
Acostumbrados en nuestra cultura a la imagen del don Juan, de manera equivocada la conciliamos a veces con Casanova. Actitud equívoca ya que el Caballero de Seingalt, como el gustó llamarse, tiene una mayor dimensión que el don Juan mítico que evocamos en nuestras mentes: Casanova es un hombre culto, un lector infatigable, un investigador de la filosofía natural y una personalidad al tanto de la ciencia y conocimiento de la época. Su ingenio no es necesariamente una vocación de seducción, sino una lección de supervivencia y habilidades en medio de un mundo escencialmente corrupto e hipócrita donde el se desliza con una mayor habilidad.
Crespo, por su parte, hace una traducción cuidadosa, donde los puntos oscuros en virtud del contexto de la época se aclaran a través de una serie de notas que enriquecen la lectura.
Esta selección inicia en el momento en que Casanova va a ser aprehendido y termina cuando se logra separar de su compañero de fuga y se dirige a París. Sin embargo, la obra es rica en interpolaciones, la peripecia introduce la historia de cada uno de los participantes en el mundo de Casanova, y recupera con lucidez los momentos de reflexión del Caballero de Seingalt durante su encierro. Hay ciertamente, situaciones hiperbólicas donde la resistencia y fortaleza del protagonista muestran una capacidad casi sobrehumana, mas están introducidos con cuidado de artista.
La tensión lograda en esta narración es ejemplar, concluyo. Un digno acercamiento a este personaje histórico es este breve volumen que podrá leerse y releerse con gusto en cada uno de sus capítulos.
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