sábado, septiembre 25, 2004

Digresión De oficii

"Después del la Puebla de la Cazalla, cerca de Osuna, hay que ir despacio a lo largo de unos cuantos kilómetros, porque la carretera está en obras. Queman los bordes de las chapas de los automóviles y los viajeros languidecen, sudoros y aburridos.

"Los campos se resecan a lo lejos salpicados aquí y allá por los pequeños olivos polvorientos y retorcidos y secas encinas. Reverbera el aire ante nuestros ojso quemados al pasar junto a los obreros semidesnudos y negros de alquitrán que apalean gravilla sobre el fuego derretido, con movimientos lentos y agotados, entre nubes de polvo pegajoso y acre.

"--Vaya oficio, chacho --exclama Antonio, volviendo la cabeza al pasar.

"También Vicente se los ha quedado mirando.

"--Hay gente para todo --dice.

"--Y mucha necesidad, también.

"--También, sí."

Quienes hablan así son unos verdugos españoles, rumbo a la primera asamblea de su oficio en la ciudad de Granada. La cita es de Daniel Sueiro, en su volumen Los verdugos españoles. Historia y actualidad del garrote vil. Publicado en Madrid, 1971 por Editorial Alfaguara.

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