miércoles, enero 18, 2006

Sancho Polo

EMILIO Rabasa (Ocosutla, Chis., 1856, Chiapas - México, D.F., 1930), firmó en 1887 bajo el seudónimo de Sancho Polo una novela que ocupó originalmente cuatro volúmenes: La bola a la que complementan La gran ciencia, El cuarto poder y Moneda falsa. Emanuel Carballo lo califica de autor ocasional en el prólogo que hace a La guerra de tres años, a la que consigna como su obra maestra.

"A 150 años de distancia del nacimiento del autor de esta tetralogía, sorprende su novedad y frescura: hace tiempo que no leía autores mexicanos del XIX y me lo reclamo, la propaganda de que nuestras letras gozan cabalmente de perfecta salud a veces nos distrae en extremo de lo mejor de nuestro pasado.

A la vez, he hecho un recuento entre mis conocidos acerca de quién lo ha leído o recuerda y pocos son --incluso de mis colegas de la Escuela de Letras quienes saben hoy de su existencia. Sin embargo, su nombre era repesentativo del realismo mexicano, con virtudes semejantes a las de Pérez Galdós en el temario de literatura mexicana durante la preparatoria donde al menos se bosquejaba el argumento de La bola. Y todavía durante los 70 estaba en el catálogo de Porrúa una edición corregida de la reedición original de 1948.

Rabasa es un hábil narrador y deja en el lector contemporáneo una certeza: este país no ha cambiado pese a todas las frases de cambio que se tejen alrededor de él. Tanto la vida de la capital del país como la de sus poblados está vista a través de los ojos de su joven portagonista, quien atestigua el camaleonismo de los políticos de su época, el constante sucederse de situaciones que rebasan toda legalidad y la aceptación de facto de cada acto de poder con la complacencia del pueblo y el lamento eventual de la opinión pública.

Ahora como entonces los juegos a trasmano, los discursos donde aparecen las palabras conciencia, pueblo, libertad, justicia, fuerza de la razón, democracia continúan siendo la materia prima de circunstancias donde algunos hombres tratan de actuar con rectitud y en pro del bien común, aunque pronto comprenden que "... el cabello, la vista y la vergüenza se pierden con la edad" entre nuestros conciudadanos.

La obra posee adicionalmente un fino sentido del humor, en ocasiones, al tono de la obra. "Nuestro pueblo está cansado, esto no puede durar", se afirma en una conversación de terratenientes. Y el protagonista se responde: 'sí siempre parece cansado, y siempre creemos que esto no va a durar'.

La peripecia del amor filial y el amor de la pareja se contraponen a la ambición y a la violencia que se manejan durante la bola, movimiento al que se define al final del tomo como el intento de revolución que hacen los ignorantes y castigo inevitable de los pueblos atrasados. Cuando en cambio una revolución es vista como hija del pgrogreso del mundo "y ley ineludible de la humanidad".

Diversos caracteres surgen en esta obra trazados con claridad: el padre Marujo, Mateo Cabezudo, el meloso Cañas siempre metamórfico y predecesor indiscutible del gatopardismo a la mexicana. Y aprovecha los arquetipos de la madre viuda y la bella huérfana amada (Remedios) para que su historia social sobresalga sobre los motivos del individuo. Juan Quiñones, su joven protagonista, cumplirá el rito de paso del joven maduro que se despoja del adolescente hasta el hombre que ha enfrentado por sus convicciones a la sociedad.

Rabasa ha sido alumno del Dumas de Los tres mosqueteros y registra en su obra con orgullo quienes han sido los autores que le han dejado huella. Y asombra que haya intuido claramente lo que hoy se afirma como novedad dentro de la globalización: no hay países ricos o pobres; hay sociedades hábiles, ingeniosas, listas, inteligentes o inventivas. En estas últimas está la posibilidad de llegar más lejos en la historia del mundo de hoy.

En un mes es sencillo terminar la lectura de Rabasa, lo que hará de ese mes un periodo inolvidable para quien decida descubrirlo.




2 comentarios:

Letisha Carlop dijo...

Sólo paso a dejarle un enorme saludo, seguiré leyendo...Cuídate...Desde la montaña

Anónimo dijo...

Bernardo, qué tal, no nos conocemos, al fin pude contactarlo, hace un par de meses hallé dos artículos suyos sobre las enseñanzas de la nota roja en México -de altísima calidad- y que consideré indispensable publicar en mi humilde espacio blog www.espacioblog.com/notaroja, a fin de contribuir a la discusión de un tema que me apasiona y con el que he trabajado los últimos 11 años de mi vida, el periodismo policiaco. Espero que no tenga inconveniente, pero si lo tiene, sólo avíseme.
Saludos. Arturo Sánchez.